Sabemos que cuando uno tiene un centro de interés, todo gira alrededor de él. Toda mujer que haya estado embarazada ha experimentado que cuando queda embarazada, salen a su paso embarazadas por todas partes ¿no es cierto?. Yo llevo un tiempo que veo flores por todas partes. Las flores todo lo envuelven ¡qué blusa o vestido, qué objeto, qué sábana o adorno no están diseñados con flores!
El viernes por la mañana llegó Mamen, de la que ya hablé hace unos días, tan contenta al trabajo con su falda nueva, como suele decirse, «como niño con zapatos nuevos». Parecería que hubiera comprado a propósito la falda para este blog. Parecería que esa falda se le cruzara en su camino y estuviera esperándola porque es el tipo de diseño que le gusta a ella.
Anoche me envió la foto y me faltó tiempo para dedicarle esta Entrada y no he podido dejar de asociarla a este poema de Rafael Alberti tan preciosísimo (este es el adjetivo preferido de Mamen).
Se trata de «La niña rosa sentada» una Elegía extraída de su obra «Marinero en tierra»
La niña rosa, sentada. Sobre su falda, como una flor, abierto, un atlas. ¡Cómo la miraba yo viajar, desde mi balcón! Su dedo, blanco velero, desde las islas Canarias iba a morir al mar Negro. ¡Cómo la miraba yo morir, desde mi balcón!. La niña, rosa sentada. Sobre su falda, como una flor, cerrado, un atlas. Por el mar de la tarde van las nubes llorando rojas islas de sangre. Falda y flores, flores y falda, ¡qué buena pareja hacen! MªÁngeles Pozuelo |
Qué ilusión. Mi falda nueva y yo protagonistas de un post 🙂
El poema es preciosísimo, como nuestra historia. Gracias Mª Ángeles. Un abrazo fuerte, querida camarada.
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Sabía que te iba a gustar. Espero que disfrutes de la falda unos cuantos años.
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